MARICEL MAYOR MARSÁN.

ERRORES Y HORRORES:

("SINOPSIS POÉTICA DEL SIGLO XX")

 

por 

 

Leonardo Fernández Marcané, Ph.D.

(Miami Dade Community College Recinto Norte)

 

 

     

     Expresaba el maestro de poetas Jorge Guillén en su libro Lenguaje y poesía, al tratar de exponer con precisión los términos creativos: “No partamos de ‘poesía’, término indefinible. Digamos ‘poema’, como diríamos ‘cuadro’, ‘estatua’. Todos ellos poseen una cualidad que comienza por tranquilizarnos: son objetos, y objetos que están ahí y ahora, ante nuestras manos, nuestros oídos, nuestros ojos. En realidad, todo es espíritu, aunque indivisible de su cuerpo. Y así, poema es lenguaje. No nos convencería esta proposición al revés. Si el valor estético es inherente a todo lenguaje, no siempre el lenguaje se organiza como poema. ¿Qué hará el artista para convertir las palabras de nuestras conversaciones en un material tan propio y genuino como lo es el hierro o el mármol a su escultor?... ¿no sería tal vez más justo aspirar a un ‘lenguaje de poema’, sólo efectivo en el ámbito de un contexto, suma de virtudes irreductibles a un especial vocabulario? Como las palabras son mucho más que palabras, y en la breve duración de su sonido cabe el mundo, lenguaje implicará forma y sentido, la amplitud del universo que es y representa la poesía”. Y este nuevo libro de Maricel Mayor Marsán, participa plenamente de las características anteriormente descritas.

 

     En sus Errores y Horrores, sinopsis histórica-poética del siglo XX, que tiene como lema la frase inmortal de Abraham Lincoln: “Una pluma es más peligrosa que una espada”, Maricel dedica la obra a todos los poetas de nuestra centuria que han perdido la vida por el cultivo y expresión de la palabra. Los grandes errores, traen consigo, en fino juego verbal, los consiguientes y desastrosos horrores: “El primer error fue / la primera Gran Guerra / que mundial se nominó”. “Se desgastó el ojo vigilante del universo, / sueños tronchados de repúblicas nacientes”. Su poesía es vital, espontánea, franca. Para referirse a acontecimientos históricos, no utiliza la autora trasnochadas imágenes, inconcebibles conceptos, ni alambicadas metáforas, sino que busca apoyo en la energía existencial que ella misma proyecta: “Los desventurados campesinos rusos / dejaron de ser súbditos del Zar / para convertirse en súbditos / (no oficiales de Stalin) / continuando así sus desventuras”, nos dice en Pushkin y la Balalaika.  Maricel proyecta en sus versos la realidad transcurrida, a veces vivida o al menos presenciada, con íntima y sincera visión. La senda que recorre está preñada de difíciles escollos. El trayecto vivencial, al que aludiera Dante, presenta los ignorados y fatídicos peligros de Scila y Caribdis, plasmados en estas ocasiones en forma casi épica. Al recordar a Gandhi en La palabra peligrosa, lo proclama vencedor y mártir: “El hombre frágil que derrotó a un imperio / con la palabra y su paciencia / crece por encima de las multitudes / (de aquéllas que amontonan el odio y la bajeza) / para acompañar a las nuevas generaciones”. Se adentra la poeta en los vericuetos literarios en Hablando de sueños, proyectándose en lo onírico en pincelada que rememora a Martin Luther King, Jr., otro héroe de la resistencia pasiva, en trágico vaticinio: “Presentías que el acoso lograba hacer su cerco. / La escapatoria no era tu estrategia. / Te enfrentaste al disparo asesino / en la certeza de una trayectoria / cuyos caminos venían de lejos”

 

     Recorre atribulada Maricel la historia universal de la infamia: La Segunda Guerra Mundial, el holocausto hitleriano y sus infortunadas víctimas, Guernica, la ciencia al servicio del bien y del mal, El Muro de Berlín, que: “dividió a la familia alemana / entre persecuciones, crímenes y arrestos, / convirtiéndose en un fatal episodio, / afortunadamente pasado. / La guerra fría se congeló a sí misma, /...”. Protesta por las desgracias de Kosovo: ¿De qué lado está la moral / cuando los muertos no saben de banderas / ni las víctimas de las glorias obtenidas?”, manifestando el imperativo moral kantiano. Se refiere a los grandes cataclismos geográficos de finales de siglo: “La naturaleza se defiende / con ‘el niño’ y con ‘la niña’. / El abuso del hombre / mengua los recursos de vida / que ella siempre le ofrece”. Alude con ternura a las Mujeres del siglo­ XX, desplegando el sentimiento herido de Gabriela Mistral y su derroche universal de armonía en el sacrificio materno: “Inquirieron y demostraron / la estructura maternal del universo / desde la dualidad más completa / que definen dos vocablos al unísono: / mujer y persona. /”, en memoria de Susan B. Anthony. Mas la autora, no se da por vencida, hace que el desengaño se desvanezca, e inicia, dinámica y optimista, nuevos vuelos que la conducen al porvenir pletórico de El ser americano: “...es una voz que silba, / nos dice, todos somos esencia del futuro, / fuente y mezcla infinita de lo mismo, / ahora y en todas las horas, somos americanos.” Luego, visualiza con firmeza y brío, el progreso de los tiempos venideros: “Un nuevo milenio emerge y el otro siglo le asiste / con la esperanza de no sumirse algún día / en el fango de su propia historia. / Fin de siglo, siglo nuevo.” Por último, el amor lo hace patente la autora con una ambivalencia de vaivén sentimental y honda veta emotiva, en dos poemas: Circa 1960: “Ser ‘hippie’era el pasaporte / para la enajenación del dolor /... Hacer el amor y no la guerra / se convirtió en moda. / Protesta subliminal del intelecto, / siervo simpático del afecto”. Y en Déjame saber, (homenaje a la ternura olvidada), Maricel se entrega con amor en pareados y sucesivas anáforas, a los pueblos, a los niños, a los ideales, rechazando las hipocresías, el cínico desaliento, la crueldad, para llegar, en gradación creciente a la intimidad personal: “Déjame saber si es un movimiento encantado / la mueca que equivale a una sonrisa. / Déjame saber si es alta frecuencia / el contacto de mi piel humedecida. / Déjame saber si es tiempo perdido / el dedicar mi voz a extraños personajes. / Déjame saber si no te importa / que te acaricie la espalda mientras duermes. / Déjame saber lo que es eterno / para no malgastar las inocencias. / Déjame saber si es olvido / no haberte dicho todo lo que te quiero.

 

     Sólo nos queda por decir que este libro de Maricel, cumple a cabalidad con el estro y la creación poética, dones intuitivos de difícil desarrollo y en ocasiones arduo bregar, donde la inspiración penetra a la vez en el mundo del espíritu, en el reino de lo emotivo y en los conceptos fundamentales de nuestra existencia, avanzando vigorosa, sin valladares ni fronteras, hasta dar al lector vibrantes atisbos del alma efusiva que se vuelca en la obra.

 

Esta reseña también fue publicada en:

IMAGEN LATINOAMERICANA

Periódico impreso. Sección Cultural.

Miami, Florida, EE.UU.

(19 de mayo de 2000)

 

 

ERRORES Y HORRORES

SINOPSIS HISTÓRICA POÉTICA DEL SIGLO XX

(Prólogo del Libro) 

Ediciones Baquiana, Colección Caminos de la Poesía

I.S.B.N. 0-9701913-1-6 / Páginas 7-11

Primera Edición: Octubre de 2000

Segunda Edición: Julio de 2001

 


 

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