ENTRE EL GUETO Y EL BILINGÜISMO

(ESPANGLISH Y DIGLOSIA EN ESTADOS UNIDOS)

 

 

 por

 

Joaquín Badajoz

Academia Norteamericana de la Lengua Española

    

 

     En los últimos años se ha ido instrumentando una agenda que aunque no puedo determinar que objetivos persigue me parece lamentable. Lejos de analizar críticamente el fenómeno del espanglish de una manera multidisciplinaria, algunos autores se han atribuido la misión de dotarlo de un cuerpo teórico, de una gramática y hasta de una literatura. Me refiero a libros como Spanglish (the making of a new american language), de Ilan Stavans, Learning Construction Spanglish, de Terry Eddy y Alberto Herrera, con prólogo de Ilan Stavans y Lengua Fresca (Latinos Writing on the Edge), una antología editada por Harold Augenbraum e Ilan Stavans, por sólo citar tres. Esta tendencia por supuesto tiene ciertos precedentes: ya desde 1998 se había publicado, casi a manera de broma, el Official Spanglish Dictionary, de Bill Teck y Bill Cruz. Pero lo que a primera vista parecen aproximaciones, a veces brillantes, a ésta condición: la del hombre bilingüe, terminan siendo poco menos que ficciones lingüística, vagas caricaturas de una compleja y sustanciosa realidad.

 

     Hace unos años, un agente le preguntó al dramaturgo y guionista cubano-americano Luis Santeiro, uno de los pioneros del bilingüismo en los medios de comunicación en Estados Unidos, porqué se ‘limitaba’ a escribir sobre temas latinos si él tenia capacidad para hacerlo sobre temas más ‘generales’. Reflexionando sobre esto Santeiro llegó a la conclusión de que la literatura “no se trata de escribir de lo que uno sabe, sino sobre lo que uno amaba”; es decir, su identidad. Traigo esta anécdota a colación porque Santeiro, guionista de Sesamo Street y escritor de obras como Our Lady of the Tortilla, The Lady from Havana o A Royal Affair es también el creador de una de las más atrevidas y exitosas series de los 70, la comedia bilingüe Qué pasa USA? Nunca antes (ni después) el recurso del code switching entre el español y el inglés se ha logrado manejar de manera tan efectiva y consistente, convirtiéndose en un protagonista más de la trama. Para algunos Qué pasa USA? es la opera prima del espanglish. Lo sorprendente es que la intención de Santeiro era reflejar de manera humorística —y por ende caricaturizada—su universo de identidades cruzadas y revelar el mundo subterráneo, fascinante e íntimo de los emigrantes. Lejos de ser un tributo al espanglish, era una crítica satírica a los choques culturales, y la manera en que se reflejan en primera instancia en el idioma. Sin embargo, más de veinte años después de aquel ambicioso experimento de Santeiro, el code switching ha ganado protagonismo en programas radiales y televisivos dirigidos a los jóvenes de origen latino, la mayoría de las veces como un aderezo, un recurso para lograr la ‘sintonía’ de identidades.

 

     También la literatura, desde las novelas de Gustavo Pérez Firmat hasta las de Angie Cruz o Sandra Cisneros, pasando por los poetas y narradores nuyoricans y chicanos, ha construido y recreado para un lector angloparlante el universo de las sensibilidades latinoamericanas en Estados Unidos. Pero considerar que estos autores sean parte de una literatura o una cultura del espanglish, sería una reducción eidética de este fenómeno. Prefiero considerarlos expresión del multiculturalismo norteamericano, del rostro de una minoría que supera a la población total de Canadá, que domina el segundo idioma más hablado en Estados Unidos y que a diferencia de algunas otras emigraciones, no sólo crece de manera galopante, sino que mantiene una conexión viva con su identidad. En geopolítica sería algo así como una invasión regresiva. La resistencia de una lengua a la aculturación. Todo esto conduce a dos fenómenos que se han desarrollado de manera casi paralela en el ámbito de la ligüística y la sociedad. Por un lado la formación de recursos expresivos, a medio camino entre el español y le inglés, que se ha bautizado con el término de espanglish y por otro el tránsito natural de los emigrantes —de primera hasta tercera generación— hacia el bilingüismo. Atrapado entre estas alternativas vive el hispano promedio en los Estados Unidos. Una de estas tendencias propone masificar la cultura del getho, y dotarla de sentido, convirtiendo una jerga auxiliar, con marcados valores mnemotécnicos, parasitaria y corrupta, como la más acabado expresión de transculturación. La otra revela un futuro en que se respeten las fronteras de las lenguas, pero se funda la sensibilidad.

 

     A lo largo de estos años he advertido varios problemas metodológico e investigativos en la mayoría de los conferencias, artículos y ensayos que abordan esta corrupción lingüística del español hablado en Estados Unidos (y en otras áreas de Iberoamérica). Como es lógico, existe una condición emocional a la hora de tratar este asunto que dificulta en muchos casos la imparcialidad científica, pero por otro lado, al ser el idioma un territorio de todos los hablantes, sobre el que todos nos consideramos con derecho a opinar, muchas veces los juicios no están fundamentados por el conocimiento teórico sobre el tema. Así se advierte confusión entre conceptos como habla y lengua, la ausencia de un análisis lingüístico diacrónico-sincrónico, y la tendencia a pasar por alto que en todas las lenguas existe cierta libertad de asociación, pero que la anarquía semántica del slang y del habla chocan irremediablemente con las fronteras de la lengua: con su condición de metarrelato social autónomo. Todos estos errores investigativos han contribuido a crear una caótica bibliografía que termina arrojando más sombra que luz sobre este asunto. Por eso, este debate que lleva casi un lustro parece que acabar de empezar. Comprenderán entonces que, cuando Maricel Mayor Marsán me invitó a copresentar en este Centro Cultural de España en Miami la antología de ensayos que reúne las intervenciones y ponencias de los coloquios Español o Espanglish, ¿Cuál es el futuro de nuestra lengua en los Estados Unidos? (una serie de conversatorios sobre el tema que esta reconocida autora cubano-americana ha estado convocando, patrocinando y publicando bajo el sello de Ediciones Baquiana durante casi dos años), me pareció una excelente oportunidad para compartir con ustedes algunas ideas sobre este tema.

 

     Este libro, por encima de sus valores teórico y pedagógicos, tiene el mérito de ser uno de los primeros ejercicios multidisciplinarios para acercarse a la formación y manifestación de lo que se conoce como espanglish. En esta versión revisada y aumentada se incluyen las ponencias de estos dos coloquios: en el primero, de carácter más general, los autores ofrecen sus visiones personales sobre el fenómeno, algunas de indiscutible autoridad como la del Dr. Odón Betanzos, presidente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Como todavía para algunos “intelectuales” la Academia es una suerte de madraza —desde donde los fundamentalistas del idioma aferrados a su religión bibliocéntrica (el diccionario de la RAE) condenan cualquier herejía idiomática— la conferencia del Dr. Betanzos muestra de manera reposada cuales son las preocupaciones reales de esta corporación, mucho más preocupada por el abuso de los anglicismos innecesarios dentro del español y sensibilizada con la necesidad de “buscar soluciones para acercarnos, serenamente, a la realidad temporal” del espanglish. A través de este y otros textos, el lector podrá tomar el pulso de este debate sobre un tema que fascina a algunos y alarma a otros. Y compartir sus argumentos (a veces encontrados), y los razonamientos a los que acuden para responder teóricamente la pregunta fundamental de este problema: ¿Estamos presenciando el nacimiento de un nuevo idioma, la formación de una lengua franca, o simplemente es el espanglish la forma en que definimos un fenómeno de expresión que se ha convertido en recurso instrumental auxiliar y mnemotécnico para los emigrantes en el tránsito hacia el bilingüismo?

 

     En el segundo coloquio, del que también se han incluido los ensayos presentados, los autores debaten sobre “las implicaciones sociales, filosóficas y políticas que se plantean para una persona hispana o de origen hispano en los Estados Unidos, cuando utiliza como herramienta de comunicación en la vida diaria el espanglish”, y sus posibles consecuencias. A través de estos análisis, el lector podrá acercarse a la mecánica concreta de funcionamiento lingüístico del espanglish: el code switching, el borrowing, la traducción directa de expresiones idiomáticas de ambos idiomas; así como abordajes desde la filosofía del lenguaje, la sociología, la pedagogía o la historia. Hay que advertir que son textos polémicos, provocadores, y que el propósito del coloquio no es que sus exponentes cierren filas o lleguen a colegiar sus conclusiones. Debe de leerse como un work-in-progress, con razonamientos en muchos casos inacabados, que le permitirán al lector inteligente tener suficientes elementos para sacar sus propias conclusiones. A fin de cuentas esta es una discusión sobre un tema que trasciende las esferas de la ligüística, la lexicografía y la semántica avanzando por las áreas subjetivas de la sociología y la cultura. No espere encontrar una solución simple ni absoluta como si se tratara de álgebra elemental. Es, sin dudas, una compilación con textos para pensar; para invitarlos a sumarse a un debate que nos comprende no sólo a los que trabajamos con esta herramienta de la lengua desde la literatura creativa o la investigación, sino a todos los que tenemos el privilegio de gozar de una lengua común que es expresión de nuestros valores y nuestra identidad.

 

     Lo que si está garantizado en Español o Espanglish es que cada autor le ofrece ideas serias, diferentes y novedosas, y que lejos de mover las exposiciones por terrenos herméticos o demasiado académicos al fundamentar sus hipótesis, han buscado una manera simple (aunque no simplista) de desmontar este fenómeno y hacerlo comprensible a cualquier lector. Gran parte de esto estriba, a mi juicio, en que han advertido la importancia didáctica del tema, que no debe quedarse en un juego intelectual para iniciados, sino llegar a los auténticos gestores de la lengua.

 

     Si bien sería arriesgado afirmar que el espanglish no puede llegar a convertirse en un idioma —como lo apreciamos hoy parece más una estadía en el tránsito hacia el bilingüismo que un sistema de comunicación coherente—, algunos autores afirman que “está aquí para quedarse” —supongo que aludiendo al uso del espanglish a nivel social, como una herramienta que dejará de serle útil a los que alcancen el dominio pleno de ambas lenguas, pero que seguirá siendo una alternativa ‘cómoda’ para los nuevos emigrantes. Este escenario incluye una nueva preocupación sobre la que quiero llamar brevemente la atención: ¿Puede el uso consuetudinario de un recurso convertirlo en parte de la tradición?

 

     Toda expresión de la conciencia, y el espanglish lo es, lleva implícito un contenido ideológico. Es una manifestación del espíritu, las limitaciones y las búsquedas de un grupo social. Es en esta búsqueda que los concepto dejan de ser una nomenclatura y adquieren connotaciones de significado y significante, convirtiéndose en signo: un elemento comunicativo que transmite mensajes homogéneos dentro de un grupo de hablantes. A partir de entonces, el signo se establece como una unidad autónoma denominativa inalterable que rige y estructura el lenguaje.

 

     Es por eso que podemos apreciar múltiples variantes de espanglish que responden a las peculiaridades de los diferentes centros de diglosia de Estados Unidos. Aún cuando existen variables comunes, los localismos y regionalismos, así como lo que Edgard Sapir llamaba el “genio” estructural de la lengua —su plan básico o el espíritu que la anima—, tiene diferentes valores. Por eso, cuando en algunas regiones y grupos sociales no pasa de ser una jerga de tránsito o un lenguaje auxiliar de adaptación, en otras se está convirtiendo en un slang de resistencia, la voz de grupos desplazados o minorías inconformes. De cualquier forma, un vehículo de identidad que los enlaza con una comunidad de hablantes. Al reproducirse esta variable de manera transgeneracional es indudable que se generarán ciertos patrones y se legitimarán vocablos mas o menos homogéneos, llegando incluso a “construirse” una tradición. Como afirma Saussure: “El signo lingüístico no conoce otra ley que la de la tradición”[1]. Lo peligroso de este escenario es que la tradición del slang comienza y muere dentro de la cultura del getho.

 

     La trampa que resultará de la reproducción de este fenómeno, tengo que advertir con cierta alarma, es un paso regresivo en la aculturación de las comunidades de emigrantes; ya que sólo les permitirá crecer, a nivel social, cultural y económico, dentro de los límites que ofrece un slang, y por extensión un getho. El sueño americano no está escrito en espanglish, como algunos promotores de este fenómeno pretenden irresponsablemente hacernos creer, sino en el bilingüismo. Aunque defendamos la salud del español en América no debemos perder la perspectiva de que aquí existe otro idioma también fascinante y que debemos dominarlo para integrarnos plenamente a una nación.

 

     Aunque el pensamiento y la conducta humano no siempre responde a una lógica aristotélica, si cabe preguntarse ¿Qué utilidad y que valor práctico puede tener para las comunidades de origen hispano en Estados Unidos generar una nueva lengua? Una estructura artificial y parásita que sólo serviría para comunicarse entre ellos, cuando ya tienen el español o el inglés para hacerlo a un nivel global. Creo que la respuesta a esta pregunta nos acerca a esa realidad diferente de que ya he hablado: el bilingüismo. Y define exactamente el punto de esa ecuación de tránsito que ocupa el espanglish, como un estado primitivo de tránsito de una comunidad de hablantes hacia el dominio más o menos pleno de dos idiomas.

 

     Pero si este razonamiento estuviese errado, quedaría una última consideración: ¿Podría un zhargon o jerga que maneja de manera volitiva las estructuras gramaticales y el arsenal lingüístico de dos idiomas ser el punto de encuentro entre dos lenguas y convertirse en la más acabada expresión de economía y lógica de expresión para los hablantes de cierta comunidad? No creo; pero sí estoy seguro de que aunque el espanglish derivara con los siglos en una nueva lengua sus hablantes estarían de antemano destinados a sufrir el tratamiento de cualquier otra nomenclatura minoritaria. 

 

     Por eso creo que es justo celebrar esta nueva entrega de Ediciones Baquiana. En ellas se recoge, de manera coherente el pulso de este debate lingüístico, con todas las pasiones y las imperfecciones que le impone la impronta de la protohistoria. De estos textos pioneros beberán, estoy seguro, muchos investigadores futuros, y nos envidiarán, desde la distancia histórica, estos excesos a la hora de analizar ese retorcido y fascinante fenómeno que es ser testigos vivos de como se manifiestan en la lengua las contradicciones, iluminaciones, ambiciones y carencias del hombre mientras intenta adaptarse, o luchar contra sus circunstancias.


 


[1] De Saussure, Ferdinand. Curso de Lingüística General. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires, 1970.

 


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