'RUMORES DE SUBURBIOS', ALGO MÁS QUE RUMORES

 

por

 

Manuel C. Díaz

(Especial/El Nuevo Herald)

  

 

     La palabra suburbio, en su concepción estadounidense, es más que una expresión para definir esos vecindarios que, como anillos suburbanos, rodean nuestras ciudades. En realidad, los suburbios representan un estilo de vida: buenos empleos, autos del año, magnet schools para los hijos, centros comerciales con múltiples cinemas y casas confortables, preferiblemente con piscinas. Vivir en los suburbios significa haber alcanzado el sueño americano. And they lived happily ever after . Es decir, como en los cuentos de hadas. Bueno, no siempre es así. Piense en los terribles secretos que se ocultan detrás de las puertas de las casas de Fairview, el idílico vecindario de Desperate Housewives. O en los sueños rotos de April Wheeler, la protagonista de Revolutionary Road, la famosa novela de Richard Yates, que hastiada de vivir en las afueras de Connecticut, confiaba en comenzar una nueva vida en París. Y cuando piense en eso, piense en Kendall o Westchester, que son los escenarios donde nacieron los poemas de Rumores de suburbios (Baquiana, 2009), el nuevo libro de Maricel Mayor Marsán, en el que también hay terribles secretos y sueños rotos.

 

     Rumores de suburbios es una excelente muestra de que no siempre la poesía reflexiva tiene que ser necesariamente --no sé como decirlo sin ofender a los poetas reflexivos-- aburrida. Maricel Mayor ha encontrado la forma de meditar seriamente sobre el vacío existencial de las sociedades modernas sin recurrir a pedanterías intelectuales. Así, en la primera parte del poemario, convirtiendo lo cotidiano en poético, le canta a las angustias y a los desasosiegos de nuestros vecinos cuando en El suicida de suburbio dice: ``Olvidado de familia y amigos/ se esconde el suicida/ en su casa de suburbio. / Solas son las noches, / festivas o no. / Son muchos los que viajan, / abandonan sus refugios / para salvarse del hastío''. O cuando en el poema La reina de los suburbios nos cuenta, a través de observaciones éticas no exentas de humor, que ella ``anda en carro plateado, / de moda y preferentemente alquilado. / Su máxima preocupación del día / son sus uñas acrílicas y las compras. / No importa lo que se compre, / ella ha escuchado que es bueno / para evitar el `stress' ''. O en El lenguaje del hogar, al afirmar: ``Cuando no importan los años transcurridos, / porque lo que define la convivencia / es una mansión de lujo, un auto importado, / las cuentas bancarias, el poseer lo mismo o más / que las amistades de enfrente o del lado, / un viaje a Las Vegas o a la Isla de Bali. / Entonces, es el tiempo de dejar el hogar / porque sin darte cuenta, mucho antes, / el amor ya lo había abandonado''.

 

     Rumores de suburbios está dividido en varias partes que, aunque pueden leerse de forma independiente, forman un todo. Es un poemario complejo en el que hay mucho más que rumores. Hay también intimidades: ``Una sombra desordenada / se proyecta en la arena de frente. / Te observo caminar de pasada / mientras un deseo recorre mi mente: / Lavarte con mi lengua osada y sabia / todos los rincones salados de tu piel inerme / para eliminar tu salsedumbre con gracia.'' Y contemporaneidades: ``La vida es un corto sendero / y el sol se oculta muy hondo / en los atardeceres de oro. / No busques un carcelero. / Piensa y baraja en tu sueño / de la piel y las bondades el dueño. / Una mujer de luces es ujier de su destino''. Y tristezas: ``Hay un viento abierto / olor de azucenas, esmeraldas que brillan / en el fondo de un pozo de orugas. / En la mirada perdida de una madre, / la imagen se cimbra de un tierno pequeño, / tímido en sombras, rostro sereno. / La madre lo llora, entre sollozos pregunta: / ¿Dónde está mi niño bueno?''.

 

     Maricel Mayor ha escrito un libro de poemas híbridos --moralidad y doctrina (aunque en materia profana) mezclados con un poco de ironía y humor-- en el que los ``suburbanos'' no salimos bien parados. Un poemario repleto de humanidad que nos ayuda a identificar nuestras metas en la vida y nos obliga a reconsiderar nuestras ideas sobre la felicidad. Reflexión sin tropología. O esos rumores que nos llegan de los suburbios.

 


 

 

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