EL FUTURO DE NUESTRA LENGUA EN EE. UU.

 

por

 

Pablo Calvi

Corresponsal en Nueva York para América Latina

(Terra Magazine)

 

     

     ¿Español o Spanglish? La pregunta -que muchos latinos nos hacemos cotidianamente en los Estados Unidos cuando nos sorprendemos una y otra vez intercalando palabras en inglés durante conversaciones en perfecto castellano- ha llegado una vez más a las librerías. Y no es casual que, formulada esta vez por la lingüista y poeta cubano americana Maricel Mayor Marsán, la cuestión asuma ribetes políticos.

     La compilación que Mayor Marsán acaba de publicar, Español o Spanglish. Cuál es el Futuro de Nuestra Lengua en Los Estados Unidos tiene la virtud de no clausurar la pregunta con respuestas triviales, sino más bien de abrir nuevos y poderosos interrogantes. Los principales, quizás, de orden institucional.

     "La realidad es que en Estados Unidos el inglés es el idioma oficial, pero con 50 millones de habitantes que hablan español los latinos hemos creado una especie de subcultura", comenta desde su casa en Miami la académica. Uno de los principales problemas que se generan es el de la oficialidad de los registros y los estudios que desde diferentes organizaciones se encaran para conocer algunas de las particularidades del español que se habla en el país.

     "Los ministerios no nos patrocinan porque las investigaciones que se llevan los fondos son en general las que se hacen en relación con el inglés", explica. "No sabemos cuántas variantes de castellano se hablan aquí, por ejemplo, y hay además una cultura en ciertos lugares de English Only".

     El crecimiento astronómico en la cantidad de hablantes de español en los años recientes en los Estados Unidos no ha pasado desapercibido. De hecho generó una serie de movimientos de reacción lingüísticos y académicos de características casi estremecedoras. Los ejemplos, claro, tienen todos los gustos y colores, pero el más emblemático quizás sea el del profesor de Harvard Samuel Huntington.

     "Hace unos años, Huntington publicó un texto bastante problemático: La invasión silenciosa. Y sus planteamientos ayudaron sin dudas a fomentar el odio por el uso de una segunda lengua en territorio norteamericano", recuerda Mayor Marsán.

     El descrédito que el castellano tenía cuando la población hispana no llegaba a los 10 millones de habitantes, sumado a la necesidad de las comunidades latinas de integrarse a un mundo en inglés, abrió la puerta a ciertas filtraciones lingüísticas que terminaron conformando lo que hoy se conoce como spanglish.

     "Sin embargo, en los estudios más recientes que publicamos en nuestro libro el spanglish ha comenzado a caer en descrédito", explica la lingüista. "Es que no sólo es una jerga sino que se ha además convertido en una jerga divisiva".

     Según la académica, la lengua española es un factor de cohesión política e incluso económica entre sus hablantes. "Usted habla castellano con acento argentino, yo lo hablo con acento cubano y sin embargo hace veinte minutos que estamos dialogando y no hemos tenido ningún problema en comunicarnos", ilustra.

     "A diferencia del español, que es uno solo, el spanglish tiene muchas formas diferentes e inconexas, varía. Los Nuyoricans -puertorriqueños de Nueva York- tienen su propio hablar, dialectológicamente distinto incluso al de los puertorriqueños en la isla. Los Dominican York hablan una variedad completamente diferente a la de los Nuyoricans, y el spanglish no se entienden entre ellos. Lo que hablan unos y otros es distinto. Los chicanos de Los Ángeles, que son descendientes de México americanos, también tienen su propio estilo, que está completamente alejado de las dos variantes de la costa este".

     Según Mayor Marsán y los estudiosos que colaboraron con Español o Spanglish, el avance de las diferentes jergas del spanglish ha terminado por convertirse en un factor de división que resta fuerza de acción política y económica a las comunidades latinas estadounidenses.

     "Hoy somos la primera minoría, más incluso que los afroamericanos, pero para ejercer ese poder de acción necesitamos poder comunicarnos en castellano y en inglés perfectamente e intentar que el gobierno promueva de diferentes maneras la conservación de nuestra lengua", propone.

     Entre los factores que se convierten casi en escollos para la preservación del castellano en los Estados Unidos está curiosamente la prensa escrita. Sobre todo en ciudades como Nueva York.

     "Los diarios en Nueva York tienen un castellano lamentable porque sus columnistas no cuidan mucho de la sintaxis y la gramática", se queja la académica. "Y esto lo digo por la importancia que tiene Nueva York en el mundo latino, por la gran cantidad de latinos que viven en ella. La prensa tiene una gran influencia en sus lectores. Ya es hora de que nos preocupemos un poco más por nuestro idioma".

 

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Terra Magazine

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